Estatuas de Sal en el Mar … Muerto
Es tan bueno el artículo de Mallado, por detallado y extenso, que no puedo menos que recomendar su lectura a todos a los que les interese algo el futuro de Alcalá de Guadaíra.
He tenido la tentación de ni siquiera expresar mi opinión, pero este blog lo empecé para eso y no me parece bien no mojarme en algo, precisamente cuando el artículo de Mallado nos invita a movilizarnos.
Ya sé que no llama a las armas, ni pide que salgamos a la calle, pero describe un escenario tan quieto, tan congelado en el tiempo. Una Alcalá en la que nos dibuja habitando con complaciente recuerdo. En la que nos vemos inmersos como actores inmóviles, como estatuas de sal que sólo miran atrás y sonríen. Al pasado.
Y es imposible no querer rebelarse ante la situación descrita. Por real. Por peligrosa. Por poco natural e injusta con los alcalareños. Por eso, aunque no lo diga expresamente, nos moviliza sólo por tener corazón mientras leemos. Por querer que nuestra ciudad tenga un futuro próspero para nuestros hijos.
Está claro que no se puede confundir la parte con el todo. El «Centro de Alcalá» no es toda Alcalá. No lo ha sido nunca y nunca lo será. Por mucho que históricamente les haya gustado pensarlo a algunos. En cambio, es el mejor ejemplo de lo mal que Alcalá se ha planificado.
El centro de las ciudades que tienen centro, está mas o menos… en el centro. Ya sabemos que Alcalá tiene una orografía complicada, pero durante muchos años Alcalá ha crecido demográficamente de una forma poco equilibrada. La densidad de población de la Zona Norte y Nueva Alcalá, no puede compararse con la población dispersa de la zona sur. Es más fácil para un comercio encontrar «población» cercana abriendo en la Calle Silos, que esperar que venga alguien dando un paseo desde «Campo Alegre» a consumir en el Centro.
El Centro de gravedad está desplazado y el efecto es ampliado por nuestros condicionantes físicos: el río, las cuestas, el castillo, los puentes, el calor en verano y las calles arriadas con las lluvias.
Pero todo tendría solución si nuestros políticos hubieran trabajado de verdad en ello, en lugar de pensar sólo en las siguientes elecciones. En contentar a las asociaciones de vecinos con el pan de hoy sin hablar del hambre que pasaremos mañana.
El metro-tranvía (o lo que sea que será algún día), metido con calzador para que pase por las Mairenas y la Zona Norte, no buscando votos, no. Buscando, seguro…, población que lo use… en la zona Silos y Norte, no en el Centro.
¿Habéis visto las curvas que tiene que hacer para entrar en Los Alcores? ¿Y como cruza la Avda. de la Consitución de forma transversal? ¿ Cómo llega a la zona de Jardín de Alcalá para el fin de vía sin posible continuación? Despreciar «El Centro» es también despreciar a todo el que esté al otro lado de donde pongas un servicio. La oposición al completo quiere que por lo menos se cumpla lo planificado.
¿Por qué las estaciones de tren se encuentran en el centro de las ciudades? Por tener, no tenemos ni estación de autobuses. Ni en el centro ni en la periferia.
También ha sido un desastre dejar que proliferasen y legalizar núcleos urbanos en sitios en los que no había nada planificado. Sobre todo en la Zona Sur, pero no sólo. ¿Es eso ordenación urbanística? ¿Cómo se les da servicios? Están más cerca de Sevilla o de Dos Hermanas que de Alcalá para ir a comprar, pero Alcalá debe darles servicio. Poblacion dispersa implica servicios más malos o más caros. Y más lejos del «centro».
Y los Alcaldes y Alcaldesa del PSOE, contentos de conocerse. Se han gastado millonadas tarde y mal. Al final, alguna valdrá para algo, pero no para demostrar su talento y acierto.
Hemos dejado escapar el anterior boom de población e inmobiliario. Ciudades a nuestro alrededor han crecido. Han prosperado. Y nosotros nos complacemos de lo bonitas que están algunas partes de Alcalá.
De la fuente faraónica del Burguer King, rota o costando mucho su mantenimiento, mientras nuestros manantiales se secan o se rompen.
De las veces que cambian las flores en la rotondas en cada temporada.
Del bosque exuberante de Santa Lucía o las palmeras empotradas en la mediana de Avda. de la Constitución y otras medianas.
De lo limpios de hojas que están los caminos rurales incluso en otoño, porque los soplan diariamente, casi sin sentido.
Hay más ejemplos, pero paro.
De subvencionar todo los subvencionable, de a poquito. Todos contentos. Empleos temporales. Contentos.
¿El parque tecnológico y el parque logístico? ¿Dónde están?
¿La plaza de Abastos con retrasos mortales en su versión 1.0, versión 2.0 y la actual versión 3.0?
Pero claro, los votos no piensan a más de cuatro años. Menos todavía. A más de dos años no existe nada.
Estaría bien que alguien cuente las mociones «constructivas» que han sido aprobadas en nuestro Ayuntamiento en los últimos diez años. Para saber cuántas de ellas se han ejecutado realmente. Prácticamente no se ha implementado ninguna iniciativa relevante. Se aprueban, se lanzan notas de prensa y se olvidan. Creo que ganamos más con las que no han salido, porque por lo menos no pierden el tiempo con ellas.
Hace poco leí que Jésica Garrote se rescataba la iniciativa de pedir un Hospital para Alcalá. Me alegro. Tengo claro que es una reclamación que tiene futuro político y real. Un Hospital es servicio y es riqueza para la población cercana. Permitir que se sigan ampliando los hospitales de Valme o el «imposible» hospital militar, es remar al pasado y no prosperar. Estrategia. Hay que pedir un Hospital de Alcalá-Los Alcores. Es trabajar por algo importante a largo plazo o no tendremos nada nunca.
Por favor, cuando lleguen las elecciones de Alcalá, pensemos en Alcalá. En cambiar Alcalá. No lo mismo. Otra cosa. Cambiemos. Lo que quieras, pero no votemos al PSOE ni a cualquier partido que creamos que lo puede apoyar en la continuidad.
Pidamos a los partidos que sean claros y honestos con esto. ¿Apoyarías al PSOE? Es la pregunta para cada uno que espera una respuesta concreta.
Y ahora, lo importante. El texto de Mallado.
La noticia:
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A pesar del empeño en mostrar la historia como un continuo inevitable en el que todo acontecimiento tiene detrás una evolución que lo hace inexorable, la realidad es que con mucha frecuencia, la historia o el azar (aunque tal vez la primera no sea más que la variante ganadora del segundo) sitúa a los pueblos y a sus gobernantes, frente a la hora decisiva. Y de la decisión o de unas pocas decisiones en ese momento clave, depende el destino de pueblos enteros, de civilizaciones o de generaciones.
Tal vez esta introducción sea demasiado grandilocuente para el descenso de escala que le sigue, pero en lo grande cabe lo pequeño. Desde hace tiempo tengo la impresión de que Alcalá se encuentra en uno de esos momentos definitivos. Frente a la disyuntiva que marcará su destino a largo plazo. Plantada a la orilla del camino, exangüe y tentada de abandonarse, de dejarse llevar, de morir mirando las viejas postales del tren de los panaderos y del pueblo que fue mientras todo se desmorona a su alrededor y otras ciudades la rebasan mirándola displicentes con la sonrisa duplicada de una mujer joven y altanera. No es que la ciudad retroceda, es que está parada mientras todo a su alrededor gira. Quedan pocas oportunidades, pocos impulsos para incorporarse y echar a andar. Y aún así habrá que tener cuidado de acertar con la dirección correcta.
Veo a Alcalá en una de esas horas decisivas, a punto de servir en bandeja las llaves para ser definitivamente una esquina olvidada del área metropolitana (…)
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