Un incendio en nuestra casa es uno de los peores temores que todos tenemos. Por eso, cuando leemos que cerca nuestra han fallecidos personas, especialmente niños, se nos encoje el corazón. Por eso, después de leer el artículo de la referencia a pie de página, me pregunto cosas como ciudadano temeroso.
Los accidentes puntuales ocurren y pueden ser sólo culpa de un cruel azar, pero no es así de fácil con una secuencia. La probabilidad de que ocurran accidentes en una población suficientemente grande es mucho más complicado que se guíe por el azar puntual. Las sucesiones anómalas existen, pero son raras. Podría haber causas y estamos obligarnos a buscarlas. No sea que ignorar las causas tenga un alto precio.
Antes de seguir, por favor, que nadie identifique nada de lo que diga con ningún caso concreto de los acontecidos recientemente. Cómo he dicho, el azar puede ser el causante de cada uno, no soy un experto en nada de esto y no se trata de juzgar hechos ni nada parecido que además no conozco. Mi máximo respeto y solidaridad con el dolor de las familias. Ahora pensemos si podemos evitar nuevos incendios.
Pienso en cosas que hayan cambiado en los últimos años y que podrían tener algún efecto negativo en los riesgos de incendio.
El primero que se me ocurre es el enorme incremento del coste de la luz.
Nuestras viviendas no están, en general, bien preparadas para el frío. Ni nuestros arquitectos, ni los constructores, ni la legislación nos obliga especialmente con este tema. Mucho se ha avanzado por su fuerte relación con legislaciones para la «eficiencia energética» y por la clara vinculación con el aislamiento del calor (Ese si que nos importa mucho en nuestra región), pero el frío sólo dura un par de meses y no son todos los días. Menor prioridad.
Los que tenemos más de una edad, hemos vivido el paso de la «copita de cisco», al brasero eléctrico, al radiador, a la placa, los calefactores, las barritas de cuarzo, pero sobre todo los aires acondicionados con bomba de frío/calor.
Que a gustito estamos en casa con el Split soltando chorros de aire caliente. Sin bata nosotros, los niños con pijamas de entre tiempo. Alta calidad de vida y muy segura. El riesgo de avería de estos equipos es casi sólo que no funcione. Un incendio es muy poco probable por su culpa.
Pero durante los últimos años, una vez al mes o cada dos meses, nos quedamos tiritando de golpe al ver la factura de la luz. Una familia que vive con 1.000 € al mes (tirando como media alta), no puede destinar 200€ a la luz. Es una proporción desproporcionada. La luz en España es mas cara que en Alemania, pero los alemanes ganan más que nosotros cada mes.
En los últimos dos años ha sido más frecuente escuchar en conversaciones cosas como: «he vuelto a poner la mesa de camilla para cuando estamos sentados», «he comprado un lorito para colgar que caliente mucho», «al final la estufa de butano es la que más calienta a menos precio».
Basta con ir al los Mediamark, Bricomark o Leroy Merlin para ver que es lo que se vende más ahora. Vuelven las chimeneas, los «cassetes», el pellet y los «chubesky». Otro motivo: La vuelta de la «llama» a las casas.

Estufa catalítica chamuscada
En el conjunto, más cables, resistencias, butano y llama. Algo que me recuerda a los años 80.
¿Pero en qué hemos mejorado desde lo 80?
Sigue siendo raro ver un extintor en el pasillo de una casa, una manta protectora del calor que vale casi nada, rejas que se abran desde dentro, escalerillas desplegables desde balcones… Un sensor de humos, que también vale nada si lo comparas con el aviso temprano que da.
Tampoco sabemos qué hacer los vecinos. No tiene lógica que un ladrón tarde dos minutos en abrir una reja con las precauciones de hacerlo oculto, y que unos vecinos no puedan hacerlo por fuerza bruta.
No les decimos a nuestros hijos en el colegio que las alargaderas deben desenrollarse completamente para que no se calienten peligrosamente, que las habitaciones donde haya calefacción con llama no deben estar completamente cerradas, que hacer en caso de incendios (pregunta a tus hijos por el número de los bomberos).
Compramos alargaderas en los «chinos» con secciones de cable insuficientes, o enchufamos varias cosas a las misma alargadera. Dejamos ordenadores portátiles encendidos con los transformadores calientes en nuestros sofás de la sala de estar.
Enchufar muchas cosas al mismo cable de alimentación
Y eso sin contar con que nuestra instalación eléctrica podría no estar preparada para enchufar dos electrodomésticos potentes a dos enchufes que estén compartiendo cable en algún punto, aunque sean enchufes distintos.

Enchufe quemado por conectar una secadora y otra cosa al mismo ladrón
Para hacer algo básico y útil, aquí podemos ver un vídeo de Mapfre que describe perfectamente el riesgo eléctrico de incendios, al sumar los calefactores a el resto de las cosas que ya enchufamos donde podemos. Os recomiendo que lo vean vuestros hijos o nietos. Los niños saben vigilar nuestros malos hábitos mejor que nosotros.
Por favor, tengamos mucho cuidado en nuestras casas y promovamos los mejores hábitos.
Tampoco estaría mal que nuestros responsables iniciaran un ciclo de formación en colegios e institutos o Asociaciones de Vecinos. ¿Nos es mejor prevenir que curar? Tenemos unos muy bien formados bomberos que seguro estarían dispuestos a colaborar en ello.
La Noticia:
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Las quince víctimas mortales en incendios domésticos desde finales de octubre en que se inauguró esta macabra estadística con la muerte de un anciano en su vivienda de Montellano el diez de noviembre es la peor racha de fallecidos en fuegos ocasionados en viviendas al menos desde 1980, según la serie histórica del Instituto Nacional de Estadística (INE). El pequeño de seis años que moría el martes pasado en su vivienda de la calle La Habana de Alcalá de Guadaira se convertía en el último eslabón de una funesta cadena de desgraciados accidentes caseros con el resultado de muerte este invierno.
Desde que arrancó el año, ocho personas han resultado muertas en diferentes siniestros que se han ido repitiendo con una cadencia fúnebre. Otras siete habían muerto a lo largo de noviembre y diciembre de 2014. En total, quince vidas truncadas por el fuego en domicilios particulares por diferentes causas durante el presente invierno.
vía El invierno más trágico desde hace treinta y cinco años – ABC de Sevilla.
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