Da igual el nacionalismo que sea, todo nacionalista nos argumentará que es una emoción, un sentimiento. La identidad diferencial no es racional. Es. No se puede negociar, porque no se puede renunciar ni se puede disfrutar parcialmente, sin perder su atractiva satisfacción emocional.
Nacionalismo español, catalán, vasco, gallego, valenciano, andaluz… el que sea. Emociones.
Pero no. El nacionalismo Catalán ha conseguido recientemente darle la vuelta a esa idea hasta justo lo contrario y por motivos contrarios.
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