Ahora resulta que nos quieren vender que Limones no se va, con una respuesta haciéndose los interesantes y jugando con la ambigüedad.
Imaginemos. Tenemos derecho a pensar en lo que afirman ¿No?.
Claro que se irá cuando diga. Pero no es creíble que no se vaya. Lo dirá. Se va. Se irá.
Para ser justos, no se va… propiamente dicho. «Lo van a ir» porque tiene que irse. Tiene que marcharse.
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