Me avergüenza pensar que algún vecino de mi ciudad haya podido cometer este robo. Es difícil caer más bajo, ser mas rastrero y miserable.
Ni ser pobre y estar muerto de hambre justifica semejante acto. Siempre me gusta pensar que no le deseo mal a nadie, pero la verdad es que en esta ocasión debo tranquilizarme para poder volver a decirlo.
Estas familias dejándose la vida en cuidar a sus seres queridos, organizando una verbena para recaudar algo de dinero para mejorar su educación, su independencia, su salud, sus vidas tremendamente condicionadas… Y unos mal nacidos aprovechan para robar lo que habían conseguido con el esfuerzo de años, ayudas de todos.
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